Si alguna vez has usado servicios como el traductor de Google, seguramente te has dado cuenta de que cuando el texto es largo, suele contener varios errores al traducir de otro idioma al español. Y seguro habrás pensado que lo mismo pasa al pasar de español a otro idioma.

Este temor no es infundado:

Efectivamente, los servicios de traducción automática no son muy confiables para traducir cosas importantes. En esos casos, lo mejor es recurrir a un traductor profesional. Alguien que analice el texto, lo entienda y haga un trabajo de calidad y sin errores.

Es por ello que ahora te daremos algunos tips para la hora de contratar a alguien.

Temas: 

  1. Traductor nativo
  2. Área de especialidad
  3. Tiempo de entrega
  4. Revisión del texto original
  5. Entrega editable
  6. Supervisión
  7. Requerimientos legales
  8. Comparando precios y servicios

Ejemplos de errores en traducciones automáticas: «Pope sandwich» y el ataque cerebrovascular permanente

Una mala traducción o interpretación puede cambiar totalmente el sentido de una oración. Incluso un término sacado de contexto puede dar un resultado completamente diferente a lo buscado. En ocasiones, el problema puede ser solventado si conoces lo suficiente del idioma de destino; pero si solo tienes conocimientos básicos o no tienes ni idea, el resultado puede ser desastroso.

Un pequeño ejemplo:

Dentro del menú de un restaurante se ofrecía sándwich de papa (patata). Como el restaurante recibía comensales extranjeros, el menú fue traducido para ser español/inglés, pero se usó un traductor automático para «papa» y la traducción final no fue potato sandwich, sino Pope sandwich, es decir: «sándwich del Papa».

Otro ejemplo es el del marcador de trazo permanente (permanent stroke), que fue traducido del inglés al español como «ataque cerebrovascular permanente», debido a que stroke (trazo) es una palabra homónima que se usa para referirse a dicha afección.

Aunque estos casos parezcan divertidos, si tienes un documento importante que presentas a tus jefes o clientes, a lo mejor no lo será tanto.

Por ello, un traductor profesional es siempre la mejor opción.

Al buscar servicios de traducción profesional, te encuentras desde agencias de traductores hasta traductores freelance, pero no estás seguro de cómo elegir la mejor opción.

En esta ocasión te presentamos algunas recomendaciones a tener en cuenta a la hora de contratar un traductor, para que puedas obtener un trabajo profesional, evitando inconvenientes y contratiempos.

Consejos para contratar un traductor

1. Prefiere un traductor profesional de nivel nativo

Es preferible que el traductor que contrates no solo domine a nivel nativo el idioma al cual se traducirá. Además, debe dominar la lengua de origen de tu documento y ser un profesional en la interpretación. Por ejemplo, si quieres traducir de español al inglés o de inglés a español, busca un traductor que hable ambos idiomas de forma nativa. No solo uno ni el otro.

Recuerda que los idiomas no se deben transliterar. Por eso es necesario que quien traduce domine tanto el idioma de origen como el de traducción. También es importante que tenga experiencia como intérprete. No todas las personas dominan así el idioma y en dichos casos pueden caer en la transliteración de términos. El resultado sería un documento ininteligible.

Un profesional de la traducción domina el idioma a nivel nativo y conoce las sutiles diferencias semánticas en el idioma. Consulta siempre el nivel antes de iniciar.

2. Consigue un traductor especializado en el tema

Si puedes encontrar a alguien que se especialice en el tema del texto o haya trabajado en traducir documentos similares al tuyo, tendrás un resultado mucho mejor. En especial si el texto contiene jerga profesional.

Por ejemplo, si tu documento es sobre Sostenibilidad Empresarial, es mejor que el traductor esté familiarizado con este tipo de reportes. 

3. Tiempo de entrega

Demás está decir que no solicites el trabajo para entregar con una deadline demasiado corta. Un traductor profesional debe tomar su tiempo. La traducción de textos es un trabajo que requiere concentración y análisis de su parte. Por lo tanto, debe ser hecha con cuidado. Además, tú debes contar con tiempo para revisar que el trabajo, comparando los temas contra el original.

Recuerda que tus lectores  esperan claridad y fluidez. Para ellos debe ser como si estuvieran leyendo un documento originalmente escrito en su idioma y que no se note que es una traducción. El lenguaje debe estar bien desarrollado y no dejar ideas explicadas a medias. Para ello, el traductor debe poder trabajar con tiempo y no hacer una traducción apresurada.

4. Revisa bien el texto original antes de entregarlo

Antes de pasar cualquier trabajo a traducir, asegúrate de que haya sido revisado por un editor experto en el idioma, ya que así será más claro el mensaje a traducir. Esto se convierte en menos dudas y confusiones. Además, evitarás recargos por estar pasando cambios en el documento que haya que volver a traducir.

5. Entrega el archivo en formato editable

Siempre entrega el trabajo en un formato fácil de editar, como Word. S el mismo contiene tablas y gráficas, deben estar en un formato editable.

Asimismo, pídele al traductor que contrates que te lo entregue siempre editable. Algunas personas tienen la costumbre de colocar capturas de pantalla para las gráficas y tablas y esto supone una dificultad extra para el traductor.

¿Por qué?

Porque deberá hacer de nuevo las gráficas o tablas que el documento contenga. Si no sabe hacerlo, perderá valioso tiempo solicitándote que le envíes archivos de Excel, Power Point, etc., para poder editar y traducir.

Es importante que sepas que si el trabajo requiere este tipo de acciones, las tarifas del traductor serán más altas. Puede que incluso el traductor no sepa hacerlo y las gráficas queden en el idioma original… Lo cual no es nada beneficioso ni profesional.

Si las gráficas o ilustraciones han sido tomadas de un documento externo en forma de capturas, es mejor que se hagan de nuevo en el documento original para que sean editables. Siempre consulta al traductor si podrá hacer ese trabajo.

6. Designa un supervisor encargado

Si no puedes hacerlo tú mismo, designa a una persona que supervise el trabajo y esté en comunicación con el traductor para resolver cualquier duda que tenga respecto al significado o sentido de algunos párrafos o en cuanto a términos específicos.

Lo importante es establecer una comunicación constante con el traductor para un trabajo óptimo. De ser necesario, contrata un editor externo que revise la traducción una vez terminada. Así eliminas cualquier posible error gramatical u ortográfico.

7. Cuida los requerimientos legales

Si se trata de un documento legal, asegúrate de informarte e informar al traductor sobre los requisitos necesarios para traducir el documento. Por ejemplo, puede que se requiera que el traductor esté acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores o Embajada del país en el que se publicará el documento. O que para realizar la traducción se requiera que el documento original esté certificado por un notario. Si se trata de un documento delicado, puede requerir que se firme un acuerdo de confidencialidad, etc.

Para estos casos, lo más seguro es buscar un traductor certificado o traductor jurado. Cuando vayas a contratar un traductor para este tipo de casos, corrobora siempre los requisitos de ley. Y verifica también que el traductor esté certificado. 

8. Compara precios y servicios

Como consejo final, compara siempre las tarifas que te ofrecen. Para ello, lo más recomendable es contratar un traductor freelance. El costo de una agencia puede ser más elevado y tienen trámites mucho más largos para brindar el mismo servicio. Además, muchos traductores de agencia ofrecen una mejor tarifa como independientes. Así te ahorras la comisión de agencia o cualquier recargo adicional.

En conclusión

Traducir un documento es un trabajo delicado que requiere la ayuda de un traductor profesional. No caigas en el error de contratar a cualquier persona solo porque “habla el idioma”, aunque no tenga experiencia en el área.

A fin de cuentas, un traductor profesional se dedica a ello. Es un experto que trabaja con el compromiso y responsabilidad de la calidad y el cumplimiento. Recuerda que para él es un trabajo remunerado, al contrario de cuando le solicitas ayuda a un amigo o a alguien interno, cuyo trabajo no es ese y posiblemente no lo haga bien.

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