Pasando los 40 ya no hay trabajo, suelen decir. Este año cumplí 46 años. No entiendo cómo es que, con lo que hemos vivido, no puedan aprovechar nuestra experiencia. A los 21 años terminé una licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana. Trabajé como docente frente a grupo. Tuve más de 1000 alumnos en distintas materias. Después, fui funcionario público de un organismo estatal de asistencia social donde pude conocer de primera mano el sentido real de la pobreza, de la desorganización burocrática que tanto afecta, y mas en esas situaciones. Después, estuve en Madrid, España, estudiando un Master en Estudios Latinoamericanos y un Doctorado en Sociología que no terminé por motivos de la vida, que al final también cuenta como experiencia, y más. Cuando regresé a México trabajé para un Diputado Federal que fue Presidente del Congreso Mexicano. El trabajo primero fue de logística: organicé un equipo con el cual realizamos mas de 700 eventos, desde 100 hasta 5000 personas. Después, coordinamos la demanda de ayuda y de peticiones durante tres años. Organizamos mas de 3000 solicitudes y atendimos casi el 30%. Cuando ese trabajo terminó, decidí emprender estudios de filosofía, entre los 36 y los 40 años me gradué con honores: titulación por medio de promedio y Presea Hermano Miguel de la Universidad Lasalle por el mejor promedio de mi generación. Cuando salí de esa Universidad la vida me permitió iniciar un negocio de construcción que traté de coordinar por 5 años. Construimos edificios emblemáticos de mi comunidad que permanecerán por años, pero al final por malas decisiones de negocios, quebramos y tuvimos que cerrar. Hoy, intento recuperarme de esa experiencia haciendo lo que mas me gusta: escribir y escribir. Leer y leer lo que sea. Tengo dos licenciaturas, un master, estudios de doctorado. He sido funcionario publico, coordinador de logística, empresario y docente. Mi vida no ha sido lineal, pero estoy seguro de que toda esa experiencia algo puede aportar en el lugar indicado. Hoy busco trabajo porque necesito el ingreso para seguir adelante y estoy convencido de que con mi experiencia y mis habilidades de análisis, redacción y creación puedo ganarme la vida. A los 46 años tengo más que ofrecer, con todo lo vivido, que hace 20 años. Seguro estoy de eso.